Muchas veces me han tachado personalmente de "calculador", en el sentido de que en mi cabeza todo debe tener un orden y que debo haber evaluado los posibles resultados. En general ese esquema es el que me ha ayudado, pero tampoco puedo negar que ha hecho que deje pasar algunas oportunidades por pensármelo demasiado.
¿Entonces debemos decir sí a todo? No lo considero así realmente, pues si lo hacemos pasamos de ser netamente críticos a ser impulsivos y sólo dejarnos llevar por el corazón. El corazón es bueno para motivarnos y darnos fuerza, pero es un estúpido para tomar decisiones, pero hay que mantenerlo contento, por ello la mejor opción es equilibrar la balanza.
¿A qué me refiero con eso? A la eterna dualidad de la que tanto hablan en distintas sociedades, Ying y Yang, Alpha y Omega, Luz y Sombra, etc... Combinar lo que nos dice el corazón (la pasión) con lo que nos dice la cabeza (la razón) y no brincar a conclusiones sin al menos tener claro cuales van a ser las consecuencias y estar seguros de lo que queremos hacer.
Como he dicho en ocasiones anteriores, yo siempre he sido un soñador, pero aprendí a aterrizar mis sueños, de forma que ahora sueño, pero siempre pienso en cómo voy a hacerlos realidad y no en que algún milagro o alguna fórmula mágina logrará que se cumplan.
¿Y si no estás de acuerdo con lo que digo? Pues para eso tienes la cabeza, para discernir y elegir lo que dejas que pase por tu "filtro", de otra forma estarás dejando de pensar y sólo actuando o dejando que decidan por ti.
Etiquetas: Cine, Pensamientos, Personal, Psicología